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LA TERAPIA DEL COCINERO DE LOS CUENTOS: En el hospital un grupo de payasos trabaja cada día, para arrancar unas sonrisas a los niños. MADRID. 24.07.2005. Hacer reír. Y es que estos peculiares personajes actúan no solo para los niños que están ingresados, sino también para sus familiares. Tan bueno es el recuerdo con el que se queda la mayoría de estos niños, que muchos de ellos vuelven al hospital no para hacerse un chequeo, sino para actuar frente a personas que están ingresadas como lo estuvieron ellos en el pasado. Junto a estos artistas, muchos adultos se apuntan a esta aventura. El nombre de Jesús no les he conocido a los pequeños, pero, si se les dice que es el Cocinero de los Cuentos, rápidamente le identifican con su cazuela repleta de historias que contar. Este peculiar pinche de cocina de la imaginación conoció a los payasos de la risa cuando fueron a conocer a su mujer. “Al principio me molesto, pero después me di cuenta de que el trabajo que hacen es excepcional”. Cuando ella falleció de Cáncer Jesús no se lo pensó ni dos veces y comenzó a actuar para los niños que estaban ingresados en oncología. “En el niño Jesús llevo solo cuatro meses, pero ya hace ocho años de mi primera actuación”. Por su memoria pasan miles de recuerdos, pero sobre todo hay uno que guarda en especial. Aquel en el que una madre le pidió que por favor le dejara que le diera un abrazo. “Cada vez que lo cuento me conmuevo. Fue un momento tan mágico que no lo podre olvidar jamás”. Pero en las reminiscencias de Jesús no solo hay emociones, sino también situaciones que hacen que su cara se dibuje una sonrisa. Cuando comenzó en Oncología recuerda que había un niño que le decía siempre que el payaso no se iba a morir nunca. “La verdad es que me inquieto muchísimo cuando lo escuche”. Como ahora, Jesús lucia una melena recogida con una coleta. Un día, después de muchas indagaciones, este Cocinero se presento con el pelo rapado. “El problema estaba en que ellos relacionan que tengas el pelo largo con su enfermedad. A partir, de ese momento los niños empezaron a confiar en mí. |