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Madrid, 27.11.2006. Querido Jesús! No se como agradecerte el detalle tan bonito que tuviste conmigo el día de la formación. Detalles como este hacen afianzar más mi nueva andadura de voluntaria en el hospital del niño Jesús. Guardo la “cucharilla” como oro en paño en la vitrina de cristal del salón de casa, me recuerda la historia, me recuerda porque aun sigue habiendo cosas por las que la vida aún merece la pena ser vivida. He pensado mucho en cómo devolverte el detalle, y tras muchas meditaciones lo más íntimo y de corazón que puedo regalarte es un escrito mío. Escribo desde los 6 ó 7 años ya ni lo recuerdo, pero ha sido mi válvula de escape durante todos los años venideros. A ti: - El Cocinero de los Cuentos- Érase una vez… Un hombre que trabajó en un banco durante su vida laboral y que durante este tiempo algo se cocía en su interior en una especie de llamada de su propia alma que requería su presencia hacia los demás, sin pedir nada a cambio. Esta idea fue elaborada cual pastel de confitería con mucha levadura e ingredientes tan importantes como la fe, la ilusión y desinterés económico. Esto llevó al protagonista de nuestra historia a armarse de valor e inventar un personaje que nació con él: “El Cocinero de los Cuentos”. Yo prefiero llamarle: “ El Cocinero de los Sueños”, porque este personaje peculiar más que cocinar cuentos, cocinaba la esperanza de cientos y cientos de niños enfermos a los que otorgaba un motivo para soñar, cocinaba cuentos y sueños, sueños con cuentos, y los niños empezaron a mejorar de repente, quizás no en su patología física pero en la psicológica y durante el tiempo que el cocinero estaba con ellos, se trasformaban en hadas, príncipes y ranas, brujas y héroes, y sin saberlo poco a poco el cocinero se convirtió en el suero de estos niños, un suero intemporal que al irse él seguía goteando en cada corazón de estos niños. Con su carrito especial, lleno de luces y guisos mágicos fue creando un personaje inigualable que fabrica esperanzas y sueños, y distrae el dolor y el pesar de lo físico elevando el alma de quien tiene el privilegio de escuchar y escuchar con el corazón inocente de un niño- Este es mi cocinero, un ser llamado Jesús María que con su profesionalidad y lo que es más importante con su humildad y buen hacer ha redecorado las paredes del hospital de fresa y chocolate, de canela y sal, de azúcar y aceite, inundando el sabor de un pastel hasta en lo recónditos sitios del dolor y desesperanza. Él dice que cocina cuentos, pero yo no le creo, creo que cocina Vida, y vida con mayúsculas. Sin lucro, sin demora, sin ausencias, sin más que su propio carro y su alma. Van por ti este cuento y estas palabras: Cocinero, Tráeme de nuevo la esperanza Y contigo la sonrisa La fe y buenaventura. Cocinero, No faltes a la cita Donde tu alma y el mío Se funden cual pastel De harina y alegría. Cocinero, Grande es tu alma Como los cuentos Que nos creemos Y con los que soñamos. Cocinero, Tu escuela se trasmite De cenicientas y príncipes enmascarados Argumentando la vida para ser vivida Y el cuento que todo lo ensueña. Cocinero, Sin ti mi estancia es un cero De ilusiones y sonrisas, Cocinero, Arráncame el guiso De volar mientras te escucho. Jesús María “alias el cocinero” Por ti la simpatía y el orgullo Que cuece en el dolor trasformado De esperanza y fe temprana. Por ti los maravillosos finales De perdices y vivieron felices En cada sonrisa arrancada El alma te crece cual pastel horneado. Levadura se llama tu esencia Que crece en cada palabra. Harina tu ser, Que engrandece cualquier pastel. Y chocolate tu mirada, Y vainilla tu disfraz, Y vestido de blanco y blanco estás De pastel de coco que obnubila al personal. Cocinero, Que Dios te guarde en sus anhelos De seguir como estás Cocinando sueños De los de los niños y los nuestros. Cocinero, Devuelves en mí la esperanza marchita Del mundo que es más mundo contigo dentro Si no me cocinas un cuento Esperaré hasta que esté hecho. Cocinero, Cuéntame cuentos, Cocinero, Cuéntame sueños. Cocinero, Que Dios te guarde y te tenga Para la siguiente ocasión En la que necesite un cuento feliz. Feliz tu esencia Gratitud tu mirada Alegría tu vida Esperanza tu ser. Gracias Cocinero, Has aliñado mi Fe, Con aceite y vinagre, Con esperanza y aun si cabe más Fe. Cocina todo lo que puedas, Guisa a diario tu voluntad de ayuda, Creo en ti como al alma mía Que pretende asemejarse a ti. Gracias de corazón Jesús María ( y José falta…) Tu nombre confirma lo dicho Y para el mejor momento del día Responde:¡ El cocinero de los cuentos! - Mi gratitud en el alma, - Mi fe recuperada, - Sigue así y no faltes - A mi esperanza… - Que Dios te bendiga. Eternamente tuya. Campanilla, Laura López Agrelo. ( Voluntaria del Hospital Niño Jesús). |